La infinidad y lo inexplicable de lo pendiente.

Pavlob, Pasteur, San Martín, Favaloro ...
Son innumerables los personajes que hacen la historia. Pero de manera exponencial, cada uno de ellos se relaciono con personas que quisieron, odiaron, ayudaron o le compraron algo a alguien más.
La historia es una sola, pero formada por historias particulares de de quienes nos despertamos felices, descansados o dormidos y vamos nuestros trabajos en los que demostramos nuestra vocación o la aplastamos por un sueldo que condiciona nuestro accionar.
Estudiar la historia es importante, pero hacerla es más aún.
La historia mundial , se hace del producto de las historias parciales de cada persona, que en realidad termina siendo, no más que la relación con el vecino.
Similar a la teoría del caos, explicable con palabras, con números, con imágenes.
Algunas veces la historia particular, es sencilla, pero no pierde la esencia.
Una vida puede pasar desapercibida en la historia, pero puede ser la historia de la vida feliz de alguien más.
El destino no existe ... si los choques, los roces entre los caminos de las personas que viven en lugares cercanos.
Hay cosas que se dan porque la física, la biología o la ingeniería así lo condiciona; los goles, los choques, los besos, las caidas ... todo eso es bueno, porque se da, se consume en un instante, porque queda marcado en un pasado, sea malo o sea bueno. Puede contarse, causar gracia, risa, llanto ...
Lo malo es lo inconcluso. Lo que debió ser, pero no fue, y no hay forma alguna de revertirlo. Eso no causa nada.
Lo pendiente que se transforma en imposible. No se puede cerrar con un duelo, porque no podemos llorar y olvidar algo que nunca pasó.
Lo que debió ser, pero no se consumó quita el sueño. Lo imaginamos y lo repetimos una y otra vez, lo inventamos de formas distintas ... a la noche, en la ducha, en el auto, en la cocina, en le cementerio.
No hay forma de revertir las cosas inexistentes. Hay que convivir con ellas.
Solo nos pueden enseñar, o volvernos paranoicos, de hacer todo en el instante que debemos, y despedir a todas las personas diciendo todo, porque puede ser la última vez que las vemos.