lunes, 18 de abril de 2011

Letras de voces que aturden el silencio de una tarde principiante del otoño del 2011.
Un alivio dará el timbre aunque los tímpanos me estallen entre la multitud que compiten para ganar la libertad.
El hombre nacido libre, se transformó en prisionero de sus invenciones que lo encadenaron a sus propias creencias.
No somos más que materia orgánica en oxidación, que se va perdiendo entre los hilos del tiempo.
Y somos todo, porque el tiempo, es lo único que tenemos, que se esfuma entre las rejas de esta prisión imaginaria.
Demasiadas cosas, pero somos pobres los mortales.
Existiremos en una historia idéntica y reiterada en la infinidad del tiempo? O será esta nuestra única visita a quienes nos acompañan hasta la tumba?
Nacer, sufrir, morir, elegir entre la coca o la pepsi. La duda.
Cuando la muerte nos acaricia en variables que se cruzaran en algún momento y nos arrancarán nuestro último suspiro.
Una eterninada, que se hace hoy, ayer se fue y mañana nunca será presente.
Hoy decido vivir la eternidad en la bañera, comiendo tarta y escuchando respuestas burlonas a posicionamientos filosóficos como a las revistas más ridiculizantes de la raza humana.

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