viernes, 17 de junio de 2011

Cosas simples ...

Abrió la puerta, casi con la mente. Sus manos eran demasiado pequeñas para sostener tantas bolsas. Miró hacia atrás, pero nadie la seguía. Se sintió sola. Su casa estaba vacía de espacio.
Miró la alacena, y se detuvo para acomodar sus paquetes.
Esa tarde no tuvo demasiado tiempo para pensar. Tenía ganas de llorar, y de reír a la vez. Pero su cara no lo expresaba. Tal vez, prefería mantener la verdad oculta, así como mantendria el triste final de los duraznos.
Estaba agotada por una semana casi interminable, pero la afligía saber que el fin de semana sería tan corto como una ducha.
Se acomodó un instante impredecible en el sillón, se sacó las botas y miró, pero esta vez, observó. T0do lo que la rodeaba era lo que había querido, lo que había soñado. Su lámpara, sus cortinas, su ventana ... su aire ... su cama ... sus mascotas ... sus medias ... él, rascándose la panza, despeinado.
Sintió nostalgia por lo dejado en el camino. Aquello que dejo sin despedidas. Y se paró de prisa a tocar la nueva aspiradora. Y fue feliz de nuevo.

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