lunes, 11 de febrero de 2013

En otras coordenadas




Escuche entre los murmullos de la mañana su bostezo, y entre las sábanas su piel con la mía. Me despertaron sus besos matutinos y me reí con su pelo alborotado. Y el universo se redujo a una habitación, las estrellas se esfumaron por los rayos tardíos del sol que, para nosotros, recién se desperezaba. El tiempo se condensó en unos pocos minutos interminables, que mi memoria volvió suyos para el resto de su existencia.
Y aunque la naturaleza, sigue con sus planes, ese instante fue una chispa de magia, que superó hasta la más temida de las soledades, y la muerte tramposa, porque logramos transformar lo efímero en eterno.

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